La Primavera está aquí, aunque las temperaturas digan lo contrario.
Veo que has crecido con el deshielo y las recientes lluvias. Te cruzo 20 veces a la semana de camino a casa y al trabajo, y aún así eres ese gran desconocido. Has sido objeto de unión y discordia, trajiste riqueza, prosperidad y progreso a esta y otras tierras…
Pero en uno de mis viajes de vuelta, cruzando por el puente, quedé maravillado al ver la dimensión de tu cauce, al ver los troncos que arrastrabas, el sonido de tus aguas, las gentes comentando que venías crecido, si bien no tanto como en aquel 2003…
Y buscando información, he visto el sitio donde naces, y es ahí donde quiero estar unos instantes contigo. Es una promesa que hago aquí y ahora.
Porque mágica es esta estampa, pero más tiene que serlo verte salir de la nada, viendo tus aguas brotar de las entrañas de la tierra, entre las rocas, bajo la atenta y quieta mirada de la Virgen del Pilar que te observa y te dice «sigue por ese camino, todo recto, que alcanzarás pronto Zaragoza y verás su Basílica… pasarás por muchos lugares en los que se te respeta y venera… te espera un largo camino hasta Deltebre…»
Parece una tontería, pero me he emocionado al ver el cauce que lleva el Ebro estos días al pasar por Zaragoza… nada que ver con la tranquilidad y catarsis que transmite esta foto tomada a pie del manantial del que nace nuestro río, allí en Fontibre.
Solo es eso, un post emocionado, algo bucólico… pero qué se le va a hacer. Uno es como es… y son este tipo de cosas las que NO quiero cambiar.
Salud/OS.
Escuchando:
The River – (Bruce Springsteen)
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