Llueve.
Y hace tiempo que decidí no cargar más con un paraguas. Me resulta molesto, más que la lluvia. Incluso los hay que lo tildan de posible arma blanca… y puede que no les falte razón… así que no lo llevo, que ya dije que renunciaba a la furia. Por si acaso.
En realidad la lluvia espabila, refresca, te hace aligerar cuando vas caminando, hace que el día vaya a juego con el cemento de la vil ciudad… e incluso escuché que era buena para el pelo, lo hace crecer… un buen empujón para todos aquellos que se propusieron ser melenudos como antaño, una vez pasada la treintena.
Pero a lo que vamos. Odio los paraguas. O a lo mejor al «modus operandi» de los viandantes que los portan cuando está lloviendo. Quiero decir, me imagino que os habrá pasado también a vosotr#s. Vas caminando bajo la lluvia, singing in the rain, pegado a la pared, refugiándote lo mejor que puedes bajo alféizares, balcones y cornisas, porque a pesar de haber elegido ese tipo de vida, la del tipo sin paraguas, sigues siendo persona y tienes derecho a patear la calle… y cual es tu funesta sorpresa al ver que la gente con paraguas camina pegada a la pared, para protegerse bajo alféizares, balcones y cornisas…
¡¡Pero vamos a ver!! ¿Acaso no lleváis paraguas para-el-agua?.
Y lo peor de todo, que la gente no se aparta, tienes que ser tú, que vas desprotegido el que salga a ducharse. (Nótese que esto ocurre en mayor porcentaje con la gente de avanzada edad).
No lo entiendo ni lo entenderé jamás.
Falta de solidaridad, egoísmo, ignorancia, cabezonería o una desgraciada conjunción de todos esos factores.
El único consuelo que me queda es que no toda la gente es del mismo modo… (afortunadamente) y que puede que la acidez de la lluvia algún día sea lo suficientemente fuerte como para derretir las telas plásticas impermeables que forran la estructura metálica de sus artilugios anti-chubascos.
¡Buen día a tod#s…!
Escuchando:
It’s Raining Again – (Supertramp)
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