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Malinterpretan mis gestos.
Se ve que no soy un Jim Carrey,
Porque en ocasiones digo bonito con la mirada,
Y me interpretan que les perdono la vida.
No sabré mimetizar,
pero en verdad os digo
que soy claro y transparente
y cuando es necesario,
muestro el chapapote
en las aguas de mi alma.
Escuchando:
Tu locura – (Gustavo Cerati)
Qué difícil es escribir un post después de la colaboración con Wolffo… pero bueno, «The Show Must Go On«.
Por lo pronto, que sepáis que ya tenéis disponible en TeleHuevo una nueva receta, cocina argentina, con una colaboración especial.
La primera vez que entré en el blog de Wolffo, me sentí atraído por varias cuestiones. La primera, sus posts, que él llama «Peroratas». Pero había algo más. Wolffo, en cada post, publica una canción. Algunas propias, otras versiones. Y encima, igual que yo, tiene otro blog para sus canciones.
Esta fue la causa por la que, un día, en un comentario que le dejé, le dije que podíamos hacer una jam-session virtual. Sería cojonudo, dos tipos que no se conocen en persona, hacen una canción a medias, todo gracias a Internet.
Hoy, tiempo después, es un placer para mí anunciaros que ya tenéis en El Planetoide el fruto de esta colaboración que hemos hecho en forma de dúo, con nombre artístico «Golfa Vanidad».
Os invitamos a que paséis y la escuchéis. Nadie diría que es una canción hecha a kilómetros de distancia y por personas que no se conocen «en la vida real».
Además, hay una novedad: ahora podéis añadir El Planetoide a vuestro iTunes con el icono que hay allí colocado a tal efecto.
Por supuesto, también, para que los que no lo conozcáis, os invito a que visitéis los blogs de mi amigo Wolffo: Las Peroratas de Wolffo y Wolffo Music.
Esperamos vuestros comentarios. (A ser posible, allí en El Planetoide).
Gracias y Salud/OS!
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El secreto está en el interior.
Busca dentro de tí, encuentra esa sensación que te hace sentir bien, esa sensación que hace que tengas ganas de que llegue mañana.
Esa sensación que hace que puedas derribar todos los obstáculos impuestos, por complicados que parezcan.
Esa sensación que hace que sientas el pecho henchido de orgullo de ser quien eres, para bien o para mal, no de ti, sino de los demás.
Ese es el motor de arranque de los días felices, de las metas ganadas, de las penas olvidadas.
Es mi consejo, mi truco, mi modus operandi.
Y yo te lo regalo.
PD: Arriesgándome a ser redundante, mi mujer ha preparado una Pizza en TeleHuevo!!
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Nunca se fueron.
La noche fue mágica, el pequeño estadio de La Romareda parecía el gran Wembley Stadium.
Una olla a presión.
40.000 almas venidas desde toda la geografía nacional (zaragozanos en su mayoría) entregadas a la banda más grande de la historia de este país.
No puedo decir nada más. Los pelos como escarpias fue una constante en todo el recital. Por la música y por todo lo demás.
Teníais que haber estado.
El vídeo, no hace justicia a lo vivido en el estadio la pasada noche… pero os podéis hacer una pequeña idea.
Salud/OS!
PD1: Os recuerdo que hay nueva receta de TeleHuevo!!
PD2: Kraichek… ¿dónde te metiste? Te había reservado sitio en casa…
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Corría el año 1991, cuando a mis todavía 15 años fuí por primera vez a un concierto.
Zaragoza por aquella época era un hervidero musical. Había una efervescencia brutal de ideas, grupos, propuestas culturales… y todo fue a raíz de la eclosión de la banda más grande que ha dado España… y que además, salieron de orillas del Ebro.
Aquella noche era especial. Fue un festival de grupos zaragozanos. Abrieron Las Novias, luego salieron Niños del Brasil y el gran colofón, Héroes del Silencio.
La primera vez siempre te deja algo especial. Y hoy, media vida después, vuelvo al lugar de los hechos, a reencontrarme con Héroes del Silencio, una banda que jamás ha dejado indiferente a nadie.
Vale que lo de The Police fuera un sueño cumplido, pero esta noche va a ser algo más. 40.000 almas que rebosarán el estadio de La Romareda otra vez, todos unidos por una sola pasión… la música de estos cuatro zaragozanos que dejaron mella en una legión de seguidores… a los que el tiempo de espera para volver a verlos les ha hecho más fieles aún… casi integristas.
Así pues, ahora, a mitad de tarde, tomaremos rumbo al estadio, siguiendo el ritual de aquella época en los albores de la juventud… Ropa negra, tarareo de canciones, cervezas previas… calentando motores para gozar. Que en Zaragoza, se GOZA. Y hoy es un día para eso.
Ni que decir tiene que pondremos algún vídeo también!!
Salud/OS!
¡¡Por cierto!! Nueva receta en TeleHuevo. ¡No os la perdáis…!
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El día 27 de Septiembre de 2007 se cumplió uno de mis sueños a priori irrealizables. Ver a The Police en directo, y nada más y nada menos que en la ciudad donde nací.
Excitación en las horas previas. El equipo completo de La Ciudad Nodriza (junto a mi mujer, ni que decir tiene) nos trasladábamos desde Zaragoza hasta la Ciudad Condal para ver en directo a una de las bandas más importantes e influyentes de los 70-80. The Police.
El trío formado por Sting, Andy Summers y Stewart Copeland dieron un recital en el que no faltaron ni una de sus grandes canciones. (Bueno, puestos a ser tiquismiquis, yo eché en falta Synchronicity I , Bring on the night y Spirits in the material world).
Fue una noche mágica, cargada de sensaciones encontradas, nostalgia, emoción, amor, recuerdo… demasiado para ser narrado por mí, en serio. Fue el éxtasis, la catarsis, ver a tres tipos enfrentarse a una masa de más de cincuenta mil personas y salir victoriosos. Ahí querría ver yo a los “300?.
Sting parece estar en una segunda juventud. Cuesta creer que a los cincuenta y tantos que gasta Gordon Matthew Sumner, tenga esa voz, ese brío en el escenario, ese aspecto de salud, de tipo sano… joder, que está que se sale. Stewart Copeland es un bestia. Directamente. El drummer por excelencia. Mezclando ritmos, síncopas, pfff… no sé que decir… lo mismo que de mi héroe a las seis cuerdas (junto a The Edge, claro). Andy Summers, el mayor de los tres, rozando ya los 70 años me dejó realmente impresionado. Su técnica, su sonido, sus dos guitarras (la clásica Telecaster y su Stratocaster roja) sonaban como una ampulosa orquesta. Solo eran tres. Pero parecían multitud.
El viaje fue cansado, la estancia corta, el precio del concierto caro… pero solo puedo darles GRACIAS TOTALES.
Un sueño que parecía imposible, ver a The Police en directo, se hizo realidad.
En fin, poco más que añadir. He editado ese pequeño vídeo que podéis ver… para que os hagáis una mínima idea. También os pego el setlist del concierto, así como una crítica (acertadísima, por cierto) de Eloy Carrasco aparecida hoy en El Periódico.
Setlist:
Message in a Bottle
Synchronicity II
Walking On The Moon
Voices Inside My Head
When The World Is Running Down
Don’t Stand So Close To Me
Driven To Tears
Truth Hits Everybody
Hole In My Life
Every Little Thing She Does Is Magic
Wrapped Around Your Finger
De Do Do Do De Da Da Da
Invisible Sun
Walking In Your Footsteps
Can’t Stand Losing You
Roxanne
King Of Pain
So Lonely
Every Breath You Take
Next To You
Crítica: El Periodico de Eloy Carrasco.
The Police reconquista Barcelona con los himnos de una generación…
Barcelona respondió anoche con emoción a la entrega de The Police. Hasta la media hora de retraso le perdonó el público al célebre trío, que eligió el Estadi Olímpic para su único concierto en España. Fue un show para rejuvenecer almas. Más de 50,000 personas retrocedieron a los años 80 y lo pasaron en grande con el repertorio imbatible de la banda, amparado por un sonido portentoso. Desde los alardes vocales de Sting en las primeras canciones – se abrieron paso con ‘Message in a bottle’, ‘Synchronicity II’ y ‘Walking on the moon’, nada menos – hasta el frenesí final capitaneado por ‘Roxanne’ y ‘Every breath you take’, Montjuïc cobijó una velada de las que, con el paso de los años, merecerán un “yo estuve allí”.
Vestido con una camiseta blanca sin mangas y con un aspecto general vigoroso, Sting es una esfinge poco erosionada por los vientos de todos estos años. Dio lo mejor que tiene. Saludó con un cortés “hola Barcelona” sin más concesiones a la galería y entró en faena. Con su viejo bajo Fender marrón ya desconchado, erguido como un junco, desafiante frente a la muchedumbre, el líder del trío disfrutaba del momento campeón, como si no hubieran transcurrido seis Juegos Olímpicos desde que su grupo portaba la antorcha de los reyes de la cancha.
A su izquierda, Andy Summers, un veterano guerrero de las seis cuerdas, un rockero de una pieza pertrechado tras una Stratocaster roja que, a ratos, intercambió con su Telecaster de toda la vida. Y detrás, como un titán tras el muro de tambores azul púrpura, Stewart Copeland, un chaval con el pelo cano y furia en las baquetas. Copeland gasta un fondo de armario impresionante. Tiene cachivaches que no aporrea en toda la noche, pero se siente seguro entre ellos. La apoteosis, en este sentido, llegó mediado el concierto, con Wrapped around your finger. A su espalda, montado en una plataforma, emergió un juguete nuevo, otra fiesta para la percusión, coronado todo por un inmenso gong. Parecía un emperador del ritmo.
Las Salvas Finales: Si Copeland encarnó el tercio más visceral, Summers a punto de cumplir 65 años, dio mucha cuerda al guitar hero que lleva dentro. El reestructurado repertorio de The Police se recreó en sus punteos. Summers galopó por el mástil en numerosas canciones (’Driven to tears’, ‘Hole in my life’, ‘When the world is running down…’) y conquistó algunas de las grandes ovaciones.
La rendición del público, en suma, fue incondicional. La gente engulló hasta las canciones que circulan como si les faltara una marcha (’Don’t stand so close to me’, ‘Truth hits everybody’…). Antes eran ases imbatibles; hoy salen del mazo sin gran gloria, condicionadas por las circunstancias vocales de Sting. Tampoco fue lo mejor del show, musicalmente hablando, el momento Bono: mientras sonaba ‘Invisible sun’, en las pantallas aparecían fotos de niños; luego vino ‘Walking in your footsteps’ y en las mismas pantallas correteaban dinosaurios portadores de malos augurios para el castigado planeta.
Fue una tregua: se olía ya la salva definitiva. ‘Can’t stand losing you’ sonó como un trueno para dar paso a un cielo abierto, a ‘Roxanne’, el cénit bajo unas canallas luces rojas. Un maravilloso falso final, un adiós de fogueo. Luego vino el póquer de bises: ‘King of pain’, ‘So lonely’, ‘Every breath you take’ (éxtasis ante el otro himno) y ‘Next to you’. La primera canción del primer disco, la que dio paso a todo, fue la última del show. La multitud se fue montaña abajo cambiando el tiempo verbal. Estos tipos no eran muy grandes. Son muy grandes.
Hola, mi nombre es Iván.
Soy un bloguero de Zaragoza.
Esta página es personal, en la que cabe de todo. La empecé en el 2007 y por circunstancias que no vienen al caso cayó en el ostracismo. Ahora me he propuesto reflotarla, añadiendo de nuevo todas las ideas que pasen por esta cabecita loca...
Dentro de la misma página tenemos otros dos blogs centrados en la música y la cocina. Espero que te guste.
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